Cuando los perros pueden dejar de ser la compañía ideal: una exploración más detallada.
Problema de Perros Callejeros en Tierra del Fuego: Un Eco en Uruguay
Por Armando Guglielmone Recientemente, se ha presentado un informe que destaca una grave situación en Tierra del Fuego, Argentina, relacionada con la proliferación de perros callejeros, especialmente en Ushuaia, así como la asilvestración de estos animales a lo largo de toda la provincia.Esta problemática me llevó a reflexionar sobre un fenómeno similar que enfrentamos en nuestro territorio, lo que podría ofrecer reflexiones útiles.
Desde finales del siglo XIX, la cría de ovejas en Tierra del Fuego se desarrolló exitosamente, alcanzando hasta un millón de ejemplares.
Los perros patagónicos que existían en ese entonces eran empleados para las labores correspondientes.
Sin embargo, a finales de los años noventa y principios del siglo XXI, debido a la crisis en Argentina, muchos habitantes comenzaron a emigrar, dejando atrás a sus mascotas.
Así fue como un número considerable de perros quedó abandonado en Ushuaia, generando un aumento en la población de perros callejeros.
La situación se volvió crítica, ya que estos perros, además de vagar por la ciudad, comenzaron a atacar a personas; un caso notable fue el de una mujer que sufrió heridas graves tras ser agredida por una jauría de quince perros.
La cercanía de la ciudad con el campo propició que estos animales se aventuraran hacia las áreas rurales, donde encontraron un amplio acceso a rebaños de ovejas.
El inconveniente con las ovejas radica en que, al huir constantemente, activan el instinto cazador de los perros, lo que puede resultar desastroso.
En una única noche, un grupo de perros puede causar la muerte de numerosas ovejas, no solo a través de ataques directos, sino también por condiciones inducidas como estrés, infartos, abortos y el abandono de corderos.
Se estima que, en un escenario donde un par de perros persigue a mil ovejas, alrededor del 20% de ellas podría parir corderos muertos por el estrés.
Desde 2004, se registró la asilvestración de estos perros, quienes empezaron a reproducirse en plena naturaleza, criando a sus cachorros sin contacto humano.
En un lapso de 15 años, aproximadamente 23 establecimientos agrarios cerraron o cambiaron su actividad a la cría de ganado vacuno, y algunos productores reportaron pérdidas de hasta 1000 ovejas anuales.
El rebaño ovino, que llegó a ser de 750.000 ejemplares, se redujo a 280.000, ocasionando una grave disminución en los ingresos de los productores.
En solo una década, estos perros se expandieron por toda la provincia, que tiene una superficie un 30% menor a la de Salto.
A pesar de la gravedad de la situación, esto plantea una oportunidad para reflexionar sobre cómo enfrentamos problemas similares en Uruguay.
Es importante señalar que, como bien dice el refrán, "la culpa no es del chancho, sino de quien le rasca el lomo".
Los perros no aparecen por generación espontánea; si se reproducen libremente, es porque se les permite.
La implementación de un plan basado en la ciencia, más que en políticas momentáneas, podría resultar beneficioso.
Sin embargo, en nuestro país, los perros destinados a proteger rebaños suelen convertirse en mascotas o guardianes de propiedades, lo que limita su efectividad en el campo.
Además, muchos productores se muestran reacios a invertir en perros o alimentarlos diariamente.
Se propone que el Estado colabore aportando perros para este fin, pero uno se pregunta: si somos nosotros quienes asumimos los costos de portones, alarmas, cámaras y perros para nuestra seguridad en la ciudad, ¿por qué debería ser diferente en el campo? El futuro de esta problemática en Uruguay es incierto, y aquellos que nos inquietamos por el tema de los perros seguimos sin tener voz ni voto en las decisiones que nos afectan.
Fuente: Diario Cambio
