María, un faro de esperanza que une a la comunidad con su inspiradora voz del "Sí".
Reflexiones sobre el "Sí" de María
Por el Padre Martín Ponce De León María, cuando pronunciaste ese “Sí”, iniciaste un camino que abarca todas las estaciones espirituales: tu Adviento, tu Pascua, tu Cuaresma, tu Pentecostés y, sobre todo, tu interminable Navidad.En ese momento, comenzaste a desempeñar un papel esencial como mediadora entre Dios y la humanidad.
Te convertiste en redentora junto a tu hijo, así como en sacerdotisa de la historia humana.
Ese “Sí” tuyo se entrelaza en una compleja trama de realidades que resultan difíciles de descifrar.
Aunque puedan surgir mil especulaciones y diversas teorías, todas ellas se enfrentarán a tu “Sí”, el cual permanece como símbolo de tu disponibilidad.
Tu disponibilidad al Padre, que se disponía a escribir un relato lleno de amor y salvación, marcó el inicio de un proceso de humanización y comunión.
A través de ti, la humanidad comenzaba a tejer páginas repletas de esperanzas y liberación.
La mezcla de ruegos y respuestas se da inicio desde esa pequeña vida que ya comienza a gestarse en tu interior, haciendo que tu vientre se llene de la cercanía del nacimiento.
Ese vientre, cargado de vida, se vuelve evidente y desbordante.
Tu “Sí” es una respuesta humana ante el inesperado llamado de Dios, quien no impone ni abruma, sino que busca tu consentimiento para iniciar una historia llena de innovación y páginas sorprendentes.
Desde tu “Sí”, las páginas divinas se llenarán de trazos humanos que reflejarán cercanía, disponibilidad, amor, confianza y misericordia.
Igualmente, desde tu “Sí”, las narrativas de la humanidad se enlazarán con la posibilidad de sueños cumplidos, esperanzas concretadas, acciones solidarias y generosas, así como respeto, comprensión y perdón.
Tus manos, colmadas de futura maternidad, ofrecerán caricias que reconfortan, seguridades que protegen y amor que se brinda sin reservas.
Con la certeza que nos brinda saber que somos tus hijos, nos dirigimos a ti.
También nosotros requerimos de esa disponibilidad que te llevó a decir “Sí”, para responder fielmente al Padre y actuar con valentía hacia quienes más lo necesitan, quienes requieren de Dios en sus vidas.
Te pedimos que nos enseñes a decir “Sí”, sin anticipar las consecuencias, aun cuando esto implique vivir una prolongada Semana Santa, una constante Cuaresma de conversión y un permanente Adviento de espera y esperanza.
Solo así podremos experimentar una fecunda Pascua de amor en acción y cercanía hacia los demás, desde nuestras comunidades útiles, fraternas y cristianas.
Enséñanos a decir “Sí” desde el compromiso con la realidad que vivimos, donde no hay espacio para palabras vacías ni manos ociosas, donde no hay tiempo para ritos que nos distancien de nuestra humanidad compartida.
Finalmente, ayúdanos a decir “Sí” porque anhelamos construir una Navidad con manos grandes, tiernas y dispuestas a fomentar el amor entre nosotros.
Fuente: Diario Cambio