El apasionante viaje de la educación canina: una experiencia que va más allá de adiestrar, es forjar un vínculo especial.
La Mediocridad en el Adiestramiento Canino: Una Reflexión Necesaria
Uno de los aspectos que genera mayor descontento entre los consumidores de diversos servicios, ya sean sanitarios, mecánicos o eléctricos, es la calidad del trabajo realizado.Las quejas suelen surgir cuando un trabajo se lleva a cabo de manera deficiente, como una pared mal pintada o un freno que no responde adecuadamente.
Aunque en ocasiones se acepta un servicio mediocre debido a un costo inferior, la realidad es que muchos prefieren invertir un poco más por un trabajo bien hecho.
Este principio aplica también al ámbito de los productos, donde la tendencia es optar por marcas reconocidas que garanticen calidad, en lugar de optar por alternativas de menor reputación.
Sin embargo, sorprendentemente, hay un área donde la mediocridad parece prevalecer: el adiestramiento de perros.
A menudo, muchos propietarios se conforman con lo mínimo, limitándose a requerir conductas básicas como que el perro no tire de la correa o que se quede quieto.
La responsabilidad de esta tendencia no recae únicamente en los dueños de los perros, sino también en aquellos que ofrecen servicios de adiestramiento.
En muchos casos, quienes se dedican a esta actividad lo hacen como una fuente de ingreso secundaria, desestimando la importancia de proporcionar un servicio de calidad.
Esto crea una oferta de adiestramiento que, si bien puede resultar económica para el propietario, es en última instancia deficiente.
Recuerdo una conversación con un amigo veterinario que me comentaba sobre un fenómeno en Salto.
En ese momento, una veterinaria mantenía precios significativamente más bajos para las vacunas, lo que llevó a que otras clínicas apenas pudieran competir sin incurrir en pérdidas.
A pesar de que los productos de menor precio carecían de la misma calidad, muchas personas optaban por ellos.
Esta situación fue transformándose cuando los propietarios empezaron a valorar la seguridad y eficacia de las vacunas más costosas, priorizando resultados garantizados.
De la misma forma, los dueños de perros deberían exigir estándares más altos en el adiestramiento de sus mascotas.
Un perro correctamente adiestrado debería responder a órdenes verbales sin necesidad de depender de la correa, dado que su capacidad para entender y obedecer es innata.
Por ello, al momento de considerar el adiestramiento de un perro, es fundamental ser exigente y no aceptar la mediocridad como norma.
Al hacerlo, no solo se mejorará la convivencia con la mascota, sino que también se valorizará el tiempo y los recursos invertidos en este valioso compañero.
Fuente: Diario Cambio