Canadá: un acontecimiento extraordinario que transforma el panorama científico y genera asombro entre los expertos
Un canadiense salva su vida y contribuye a la ciencia tras la caída de un meteorito
El canadiense Joe Velaidum vivió una experiencia extraordinaria que no ocurre todos los días.En julio del pasado año, mientras se preparaba para salir a caminar con su pareja, Laura Kelly, y su perro en Marshfield, Isla del Príncipe Eduardo, nunca imaginó que se convertiría en parte de un suceso significativo para la investigación científica mundial.
Tras ajustar la correa del perro, la pareja inició su paseo, sin sospechar que segundos después, su timbre inteligente captaría la caída de un meteorito.
Según una crónica de Deutsche Welle, los residentes de la casa no se percataron del evento hasta más tarde.
Al concluir su caminata, Joe y Laura encontraron "misteriosos restos grises" en el camino de entrada.
Los padres de Laura, que residen en una casa vecina, recordaron haber escuchado un fuerte impacto y sugirieron que podría tratarse de un meteorito.
Intrigado, Joe revisó la grabación de la cámara y confirmó la suposición de sus suegros.
Días después, Chris Herd, conservador de la colección de meteoritos de la Universidad de Alberta, llegó a la isla para pasar sus vacaciones.
Al enterarse de la noticia, se dirigió al lugar para recoger evidencia del impacto.
El investigador explicó que el objeto viajaba a una velocidad de 60.000 kilómetros por hora antes de entrar a la atmósfera, desacelerando a 200 km/h al impactar contra el suelo, dejando un pequeño cráter de 2 centímetros de diámetro.
Esta velocidad podría haber tenido consecuencias fatales para Joe si se hubiera demorado unos minutos más al frente de su casa.
Herd logró recolectar aproximadamente 95 gramos de fragmentos del meteorito, que resultaron ser de condrita, un tipo que representa alrededor del 90% de los meteoritos recuperados.
Según Science Alert, cada día caen a la atmósfera unas 48,5 toneladas de material meteórico, aunque la mayoría se desintegra antes de llegar a la superficie terrestre; el resto suele caer en océanos, que cubren gran parte del planeta.
En declaraciones al medio Compass Media, Joe expresó: "Es surrealista pensar en lo raro y cercano que fue este encuentro.
Si me hubiera quedado en ese punto exacto solo uno o dos minutos más, sin duda me habría golpeado un meteorito y probablemente me habría matado".
Fuente: Telenoche