Cierre de año: reflexionando sobre anhelos y requerimientos para el futuro.
Reflexiones sobre las expectativas y el nuevo año
Por el Dr.César Suárez Cada uno de nosotros siempre aspira a más; el deseo de mejora está casi en nuestro ADN.
Al finalizar cada año, es habitual que busquemos una nueva oportunidad para pedirle al futuro.
En este contexto, se dice que con el año nuevo viene "vida nueva", como si el próximo año fuera una especie de deidad capaz de cumplir nuestros anhelos.
Sin embargo, al mirar atrás, muchos se sienten decepcionados porque el año que se va, aunque se le había invocado con promesas de esperanza, no logró satisfacer esas expectativas desmedidas.
A menudo, se culpa al año que termina por las frustraciones vividas, cuando en realidad, los problemas pueden derivar de expectativas demasiado altas.
Este año, tras un largo proceso electoral en nuestro país, hemos sido testigos de cómo diferentes sectores manifiestan numerosas demandas a los partidos políticos, exigencias que a menudo resultan contradictorias.
Así, es evidente que, ante la realidad, no todas las aspiraciones pueden ser cumplidas.
En esta dinámica de pedidos, muchos optan por diversificar sus solicitudes: desde políticos en campaña que prometen soluciones, hasta invocaciones a entidades espirituales y de suerte.
En cada rincón, hay un ferviente deseo de que algo bueno suceda.
La constante es el deseo de ver culminar un año que muchos consideran difícil, mientras recordamos que hace un año se confiaba plenamente en las posibilidades que este mismo periodo ofrecía.
Es común esperar que la suerte nos sonría, pero pocos comprenden que cada logro genuino requiere esfuerzo.
En lugar de mendigar milagros, podría ser más productivo reflexionar sobre lo que cada uno puede hacer, tanto para su propio bienestar como para el de la comunidad.
Es fundamental preguntarnos: ¿qué podemos aportar para construir el futuro deseado? Mantener un orden personal y respetar el trabajo de los demás, evitar tirar basura y contribuir a la limpieza comunitaria son pequeños pasos que pueden generar un gran impacto.
Si la voluntad de implementar acciones colectivas no está presente, al menos no obstaculicemos el esfuerzo ajeno.
Así, en lugar de esperar que el próximo año nos regale la suerte, pidamos la voluntad y la determinación necesarias para hacer de nuestras expectativas una realidad tangible a través de acciones concretas.
Fuente: Diario Cambio