El fenómeno del Racha: un análisis profundo y fascinante de su impacto social y cultural en nuestra comunidad

El diario de la tarde - Uruguay

El fenómeno del Racha: un análisis profundo y fascinante de su impacto social y cultural en nuestra comunidad

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El fenómeno del Racha: una profunda y cautivadora exploración de su influencia en la sociedad y cultura de nuestra comunidad.

El Adiós a un Amigo Callejero

Por el Padre Martín Ponce De León Le conocí casi de casualidad.
Solía dormir en la puerta del templo y, mientras esperaba la llegada de la misa matutina, tomaba mate en uno de los bancos de la plaza.
Un día, se acercó y pidió permiso para sentarse a mi lado.
Acepté y, de esa forma, comenzamos a conversar sobre el tiempo, especialmente sobre el frío de la noche.
A partir de ese encuentro, cada mañana que celebraba misa, compartíamos mates y conversaciones.
Con cada charla, fui conociendo su historia y algunos momentos significativos de su vida.
Su manera de relatar era cautivadora; se extendía en detalles y, a veces, sus relatos tomaban caminos inesperados, lo que requería atención para no perderse en las ramificaciones de sus vivencias.
Era consciente de que su vida había “desbarrancado” por el alcohol.
Sin embargo, este hecho no le causaba vergüenza; lo asumía como parte de su existencia.
Nunca hablamos sobre sus tiempos como jugador de fútbol.
Fue a través de otra persona que supe que había sido un buen jugador.
Le gustaba mencionar el apoyo que recibía de la gente: “Tengo mis recorridos y siempre recibo algo”, solía comentar.
Recuerdo una única ocasión en la que se quejó de su situación en la calle.
Era un día frío y había llovido durante la noche.
Al encender un cigarro, noté cuánto temblaba y le hice notar.
Me mostró su ropa empapada, que explicaba su estado.
Poco después, lo vi envuelto en una frazada, tratando de encontrar calor bajo aquella manta mojada.
Un domingo por la tarde, regresando a casa, lo encontré sentado en el escalón de un portal sosteniendo una botellita de vino.
Di la vuelta en el auto y estacioné cerca de donde estaba.
Le pedí permiso para sentarme a su lado y conversamos por un largo rato.
Aunque le ofrecí que podía seguir tomando, nunca lo hizo durante nuestra charla.
Me contó que había cambiado su lugar de dormir y mencionó al “nuevo vecindario”.
“Tengo muchos conocidos y ellos no me dejan tirado.
A veces me dan tanto que lo comparto con otros.
'El viejito de arriba'”, decía señalando al cielo, “nunca deja que me falte algo.
Yo y Él somos amigos y converso mucho con ÉL”.
Sin embargo, hace algún tiempo no lo vi más.
Su ausencia se hizo sentir, ya que nuestras charlas eran casi diarias.
Recorría las calles con la esperanza de cruzármelo, pero no sucedía.
Me sentaba en el banco de la plaza, esperando su aparición, deseando escuchar alguna de sus historias.
Una persona me comentó sobre su desaparición y sugirió que tal vez había fallecido.
Respondí que quizás había tenido algún problema y estaba preso.
La semana pasada, al llegar a calle Uruguay, escuché una voz detrás de mí que decía: “Se fue su amigo”.
Me giré y pregunté de quién hablaba.
“Del veterano que fumaba con usted.
Se murió”, me respondió, relatándome lo sucedido.
Así como llegó casi de casualidad a mi vida, también se marchó de forma sorpresiva.
Sé que, desde ahora, en ese banco de la plaza o en el escalón de alguna casa, estará presente en mi memoria, siempre listo para detenerme y conversar sobre la vida.

Fuente: Diario Cambio

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Noelia Sequeira (10-01-25 23:52):
La vida tiene esas cosas, gente que aparece y te deja un poco de su mundo. El Padre Martín fue un tipo que sabía vivir a su manera, sin remordimientos. Nos mostró que la humildad se encuentra en cualquier rincón, aunque a veces nos cueste verlo. Mirar atrás y recordar esos charlas, esos mates y puchos son recuerdos que siempre van a estar cerca. La muerte es parte del camino, pero sus historias quedan con nosotros.
Edgardo Salvo (08-01-25 03:41):
Una gran perdida, la verdad. El Padre Martín era un personaje que le ponía color a la cotidianidad con sus historias y esa forma de ver la vida. Siempre se lo vio buscando el lado bueno, aun en la adversidad. Es una pena que ya no esté, esos encuentros y mates extrañan mucho. Un abrazo a todos los que lo conocieron, seguro que desde arriba sigue compartiendo su sabiduría.
Fernando Quinteros (05-01-25 21:01):
que pena que se haya ido, una lastima que la vida no le haya dado otra oportunidad, es terrible como algunos seres se van así nomas sin dejar mucho rastro. no sé si se lo merecía en realidad pero ojalá haya encontrado paz donde esté.
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