Danilo Arbilla: Vislumbrando el Futuro con Esperanza y Desafíos
No se vistan, no voy a pronosticar quién gana.
A diferencia de los encuestadores, que poseen los mejores datos y no arriesgan, los politólogos son más atrevidos, mientras que los analistas carecen de límites.
¿Por qué debería hacerlo yo? Los propios dirigentes de primer nivel de las distintas tiendas políticas, con olfato y sin dejarse llevar por deseos desmedidos, en privado reconocen que la situación está pareja.
Sin embargo, me atrevo a vaticinar que el plebiscito propuesto por Abdala (Marcelo), el PIT-CNT y el Partido Comunista, no saldrá.
No creo que logren concretarlo; lo cierto es que ya han conseguido fragmentar el movimiento sindical, algo que se veía venir desde el principio.
Hay quienes tienen sus temores.
Un economista me hizo un símil: “Vimos lo de Nacional, un par de personas, con mucho ruido y con bengalas de colores, casi le hacen perder el clásico cuando ya lo tenían ganado”.
Y respecto a la dirigencia del PIT-CNT, si bien no toda, hay que tenerla en cuenta, sobre todo con el respaldo y dirección del PC.
No les importa destruir; su negocio, precisamente, consiste en eso.
Este ejemplo no me hizo dudar, pero sí mover la cabeza.
Hay gente que podría confundirse; si van apurados, de a pie, y por un lado les advierten que, si votan a favor del plebiscito, se “viene abajo el Grado Inversor” (¿el grado qué?), mientras que por el otro les aseguran que votándolo se jubilarán más jóvenes, aumentarán las jubilaciones y nadie perderá derechos adquiridos, ¿qué elegirían? Pero los uruguayos no son ingenuos, por muy apurados que estén.
Saben que el tema de “la edad” es una cuestión global y que es necesario reformar el sistema si se busca que funcione como hasta ahora.
No se dejan engañar por cuentos de hadas.
Además, en juego están sus ahorros: 23 mil millones de dólares.
Son conscientes de que son suyos, que se heredan y no se pierden, y de los cuales pueden incluso solicitar un adelanto.
Sus mayores, beneficiarios de las AFAP, han conocido este seguro complementario durante años.
Un ejemplo aún más elocuente es el de Argentina, donde los Kirchner realizaron una reforma similar a la propuesta por Abdala, y hoy los jubilados están, en buen romance, “muertos de hambre”.
Reitero: son 23 mil millones de dólares, y entregárselos a Abdala, al PC, al PIT-CNT, o a los funcionarios del BPS, para que los administren y abusen, es un riesgo que difícilmente acepten.
La idea no cuaja entre los ciudadanos en general y tampoco entre la inmensa mayoría de los economistas, incluso algunos del FA, que sostienen que si esto se aprueba, resultará en una catástrofe.
“Es como meterse en cana”, según Mujica.
Tampoco se la llevan más de la mitad de la dirigencia sindical, que se siente traicionada nuevamente, al igual que ocurrió con la reforma Amarilla, cuando los comunistas no dudaron en dividir el movimiento sindical para partidarizarlo y que el PC fuera la punta de lanza del proletariado.
¿Y el MPP? Imaginen que salga el plebiscito, con el desastre que ello implica y con un PC que, impulsado por “el plebiscito”, tenga el control.
Además, un Orsi casi solo enfrentando tribulaciones.
No sería extraño que pierdan el balotaje.
Muchos frentistas, aunque no apurados, podrían optar por la abstención.
Por todas estas razones, me arriesgo a un vaticinio.
Fuente: El Telegrafo