La Revolución de la Inteligencia Artificial: Cambios y Retos que Enfrentamos en Nuestra Sociedad Contemporánea
Reflexiones sobre la Escritura y la Humanización en Tiempos de Tecnología
Por el Padre Martín Ponce de León Recientemente, una joven se acercó a mí mientras conversaba con sus amigas.Me saludó y me hizo una pregunta que captó mi atención.
“Estábamos hablando de que usted escribe”, me dijo.
Sonreí y confirmé, aclarando que lo hacía "de puro rostro".
Una de sus amigas, curiosa, indagó sobre el contenido de mis escritos.
Le expliqué que todo depende de las circunstancias.
“Desde hace años escribo dos veces por semana para un diario, donde relato experiencias vividas, situaciones que me suceden, o acontecimientos en los que participo.
A veces me solicitan dar charlas sobre temas concretos y también preparo lo que voy a exponer en esas ocasiones.
Si tengo una misa especial o un casamiento, suelo escribir un mensaje específico.
Por lo tanto, no puedo afirmar que escribo sobre un tema concreto”, compartí con ellas.
Fue en ese momento que una de las jóvenes formuló una pregunta que me tomó desprevenido: “¿Hay una aplicación en el celular que le ayuda a redactar? ¿Usted la utiliza o escribe todo por su cuenta?” Sin duda, emplear tal herramienta sería muy conveniente y haría más sencilla la tarea de redactar, como en el caso de este artículo.
Sin embargo, considero que sería deshonesto de mi parte.
Podría obtener un texto mejor redactado, con la puntuación correcta, pero, a mi entender, dejaría de ser realmente mío, convirtiéndose en producto de la inteligencia artificial.
Este fenómeno es parte de los peligros que enfrentamos en nuestra actualidad y, aún más, en el futuro.
Hoy en día, las tarjetas navideñas han sido casi reemplazadas por la tecnología.
Imaginemos que recibe una tarjeta con un mensaje de buenos deseos; esto despierta un sentimiento de alegría.
Pero, ¿qué pasaría si, con el tiempo, descubre que ese mensaje no fue redactado por quien se lo envió, sino generado por una máquina? Sin duda, sentiría una decepción.
¿Tendría el mismo valor emocional el contenido de esa tarjeta? El hecho es que muchas veces no sabemos quién está detrás del mensaje que recibimos, ya que aquellos que utilizan estas herramientas rara vez revelan su método de redacción.
Con el tiempo, hemos cambiado las conversaciones ‘cara a cara’ por interacciones ‘pantalla a pantalla’.
La conexión humana se diluye; ya no nos preocupa observar los rostros ni escuchar los matices en las voces de quienes nos hablan.
Cada vez nos importa menos distinguir si lo que leemos refleja el pensamiento genuino de otro, o si es simplemente lo que una máquina ha determinado que esa persona podría pensar.
Nuestras relaciones humanas, que son fundamentales para nuestra naturaleza, están perdiendo fuerza, doquiera que las reemplazamos por interacciones mediadas por la tecnología.
Vamos tecnificándonos y, al mismo tiempo, deshumanizándonos.
Este contexto me lleva a reflexionar sobre la esencia de la Navidad, cuya celebración se aproxima.
La Navidad representa la humanización de Dios, y, por ende, es crucial que defendamos nuestra condición humana, sin ceder ante realidades que pueden facilitar tareas, pero que, a su vez, nos alejan de nuestra humanidad.
Es imprescindible que preservemos nuestra identidad como personas, aunque esto implique más esfuerzo y trabajo, o el reconocimiento de que quizás este artículo no sea tan perfecto como podría serlo si hubiera recurrido a una aplicación.
“No, lo hago todo yo.
Y si alguna vez recurriera a la inteligencia artificial, debería dejar de escribir”, le respondí a la joven.
Fuente: Diario Cambio