“Desarmémonos”: una propuesta que invita a reflexionar sobre la utilización de armas de juguete en nuestra sociedad
Desarmémonos: Un Proyecto Artístico y Social Contra la Normalización de las Armas de Juguete
El episodio que tuvo lugar en 2022 dio inicio a Desarmémonos, un proyecto artístico y social que se presentó este miércoles en la sede Paysandú del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte.Esta iniciativa se encuentra enmarcada dentro de la Tecnicatura en Tecnologías de la Imagen Fotográfica de la Facultad de Artes.
El fotógrafo Giansanti, quien trabaja en el Centro de Fotografía de Montevideo, llegó con una propuesta que trasciende lo visual.
Desarmémonos aborda de manera crítica la naturalización de las armas de juguete en la infancia uruguaya, cuestionando cómo estos objetos aparentemente inofensivos podrían estar conectados a una cultura más amplia de violencia.
Un Encuentro Impactante
“Vi un gurí corriendo a otro gritándole que lo iba a matar, corriéndolo con un arma, y fue una imagen fuerte”, relató Giansanti en diálogo con EL TELEGRAFO.“A partir de eso, pensé en comprar armas de juguete usadas, hacerles fotos y promover una campaña para que padres y madres donen esas armas, desarmando así a sus familias”.
Fotografiar lo Invisible
Este proyecto fue seleccionado por los Fondos Concursables para la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, en la categoría Fotografía, lo que permitió a Giansanti expandir su idea inicial.La campaña incluyó la creación de contenido en redes sociales, intervenciones urbanas y acciones de sensibilización, como la colocación de afiches en distintas plazas de la ciudad.
“Las imágenes tienen impacto”, explicó el fotógrafo.
“Cuando empecé a publicar las fotos en Instagram, noté que tenían buena recepción; a la gente le resonaba”.
En Montevideo, el proyecto alcanzó su mayor visibilidad a través de gigantografías de armas de juguete recicladas, que se transformaron en piezas artísticas visibles en los muros de la ciudad.
Sin embargo, Giansanti no se limitó a la capital.
Como parte de los requisitos del Fondo, debía realizar dos presentaciones: una en Montevideo y otra en el Interior.
Eligió Paysandú debido a su conexión con la tecnicatura local, donde varios de sus profesores de Montevideo imparten clases.
Una Realidad Alarmante
Más allá de la dimensión artística, el proyecto se inserta en una preocupación real: la cantidad de armas en circulación en Uruguay.“Uruguay es el país con más armas de América Latina y el sexto del mundo en cantidad per cápita”, recordó Giansanti.
“Es un dato que impacta y lo relaciono con este contexto lúdico, aunque no puedo asegurar que exista una conexión directa.
Sin embargo, que un niño juegue a matar es algo perturbador”.
A pesar de no haber tenido juguetes de ese tipo en su infancia, Giansanti reconoce que su entorno familiar no los cuestionaba.
“Hoy parece que se juega menos con armas físicas porque la violencia se ha trasladado a los videojuegos, y eso es otro tema”, agregó.
Recorriendo Ferias y Recolectando Historias
Parte del proyecto consistió en visitar ferias para adquirir pistolas de juguete usadas.“Creí que iba a encontrar muchas más”, admitió.
“Recorrí varias ferias y, aunque encontré algunas en Tristán Narvaja, Piedras Blancas y una en la calle Salto, la oferta fue escasa”.
Algunos feriantes ya lo reconocen y le ofrecen armas cuando las encuentran.
El Arte como Herramienta de Resistencia
A sus 40 años, Giansanti atraviesa un momento de madurez artística y personal.Padre de familia y trabajando en la preparación de imágenes para exposiciones, aunque ya no ejerce como fotógrafo a tiempo completo, sigue utilizando la cámara como herramienta de denuncia.
“Uso la cámara para abordar cuestiones que me movilizan”, destacó.
“Y sí, también para retratar a mi hija, aunque debería hacerlo más”.
Lo que comenzó como una inquietud en una plaza se ha transformado en un proyecto con repercusión nacional, invitando a la reflexión sobre cómo las representaciones simbólicas de la violencia impactan desde la niñez.
Según Giansanti, Desarmémonos busca provocar preguntas e interpelar a la sociedad.
“No puedo afirmar que jugar con un arma de juguete te convierta en alguien violento, pero ver a un niño gritar ‘te voy a matar’ mientras juega es algo que me impresiona y no debería considerarse normal”, concluyó.
Fuente: El Telegrafo